El Carlos al que hace referencia el Turco, es Bianchi. Pedazo de autoridad en Vélez. Valor principal del campeón. El Negro Gómez rescató: "El día previo, nos enseñó un video de la final de la Champions entre Milan y Barcelona: ganaron 4-0. Nos quedamos perplejos porque el rendimiento de ellos había sido espectacular. Bianchi lo único que nos dijo fue: "Quédense tranquilos: mejor que esto no van a jugar". Simpático y provocador... El Turu Flores destaca un sermón del técnico: "Un sólo partido, vinimos hasta acá, ya obtuvimos la Libertadores contra muchos equipos fuertes, todos nos dan por muertos, tenemos que ir ahí y ganar. No se nos puede escapar". El Pacha Cardozo valora las enseñanzas que deslizó el Virrey: "Ustedes llegaron porque son los mejores de toda América. Y tienen la posibilidad de ser reconocidos en todo el mundo y de quedar en la historia de Vélez". La reverencia hacia el DT es homogénea en lo ancho del plantel campeón. Sólo hay reseñas de gratitud.
La charla se extiende y las historias nacen como si tuvieran vida propia. Como la del Turco Asad y el acuerdo del plantel pactó dividir el premio al mejor jugador del partido. Entre risas, lamenta: "Estoy arrepentido... Tenía un 147 y no debí desaprovechar semejante nave...". El Coio Almandoz reaviva una anécdota bien nippona y, a la vez, bien criolla: "Fuimos a comprar kimonos. Nos sacamos fotos y el Turco parecía un ponja de verdad, había que achinarle un poco los ojos y listo, jaja". El Negro Gómez, sensato, le crea entidad a la hazaña: "En su momento no entendíamos la dimensión del logro ni nosotros ni los hinchas, a quienes malacostumbramos a ver a Vélez peleando siempre y ahora no tienen paciencia al ver al equipo ya sin chances de pelear la punta". Crítico, el Turco la encierra en un marco épico: "Fue como que el barrio le gane a la gran potencia o un grupo de hombres le gane a toda una ciudad".
Los jugadores del Milan adoptan protagonismo. Los campeones redescubren la ocurrencia y se sueltan:
-¿Qué era lo que se hablaba en la previa?
Omar Asad: -Sabíamos que era así, por ley, en el que un poderoso le gana al pobre, pero en la cancha íbamos a ser once contra once. Tenían jugadores que imponían mucha autoridad, una trayectoria enorme y nosotros veníamos de la nada, pero por eso no íbamos a amilanarnos.
Marcelo Gómez: -Incluso, nos generó una motivación extra y hasta nos benefició que todos pensaran que el Milan era el campeón.
José Flores: -Todos ya hablaban del Milan campeón. Además, me parece que en ese año no habían perdido ningún partido. Igual nosotros lo tomábamos con mucha gracia.
-¿Qué fue lo que pasó en ese túnel de salida?
OA: -Los insultábamos y les decíamos que le íbamos a ganar, je. Ellos nos miraban como diciendo: ¿Y éstos quiénes son? El hecho está en que hicimos un partido de la concha de su madre. Raúl Cardozo: -Yo los relojeaba desde los botines hasta la cabeza y estaban impecables, como si estuviesen vestidos de Versace. Nosotros parecíamos un equipo de barrio...
Héctor Almandoz: -Nos miraban como pensando "les hacemos cinco goles". Me agarró la locura, empecé a insultarlos. Albertini sabía español: les decía en italiano a los otros lo que yo decía y nos entramos a putear entre todos. Les decía un poquito más arriba de pelotudo, ya saltaba con "la de tu madre". Nos salió de adentro el argentino. Ahí empezamos a ganar la final.
-¿Pero qué les provocaba enfrentar a jugadores consagrados?
Roberto Trotta: -Asombro. Estaba enfrente de gente que nunca creí tener siquiera cerca. Hasta que entramos a la cancha. Ahí éramos todos iguales. RC: -Cuando entrás se te ponen en fila india y, claro, al lado tuyo tenías a Baresi, a Maldini, grandes monstruos, a los que sólo veíamos por la tele. Pero entramos y nos dimos cuenta de que eran normales.
JF: -Ahora uno dice: "¡La puta! Eran reconocidos mundialmente, estaban en lo más alto del fútbol". Hoy te das cuenta de la importancia que tenían, pero en ese momento eran iguales a nosotros.
-Tal vez lo más destacable es el compañerismo que perdura...
OA: -Fuimos un campeón de amigos. Hasta hoy nos encontramos a jugar al fútbol y a charlar.
MG: -Buena gente, buenas personas. Eso es lo más difícil de encontrar. Eramos un grupo de amigos que nos conocíamos desde chicos.
JF: -No sé si hay otros campeones que se reúnan tanto como nosotros.
HA: -Hay muchos que somos como hermanos. Algunos con los que estoy todo el día juntos.
fuente : ole
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