lunes, 29 de diciembre de 2008

Tiempo de desazón, tristeza e intrascendencia.

El Fortín vivió un año que coincidió con el ciclo de Hugo Tocalli, surcado por el asesinato de Emanuel Alvarez, la no disputa de copas internacionales, el regreso de algunas figuras de 2005 y una irregularidad para el olvido.
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Tuvo desazón el 2008 de Vélez, porque fue irregular, y es lógico que en un sube y baja de emociones el hincha se ilusione en las levantadas. Y las hubo en el Fortín en contados momentos en los que pareció que había encontrado el equipo, el nivel y la actitud. Claro, después venía la caída, y con ella la desilusión. Hubo tristeza en lo irreparable, con el asesinato de Emanuel Alvarez. Y, por sobre todas las cosas, la intrascendencia deportiva pisó fuerte y regaló otro año para el olvido.

Como para alejar cualquier tipo de excusas, a Vélez no le sobraron los compromisos durante el año. Hugo Tocalli arrancó su ciclo con escasa renovación en el plantel: Waldo Ponce fue la única cara nueva que conseguiría rodaje en el futuro. Sin embargo, el comienzo fue más que esperanzador: cuatro triunfos y un empate, con goleadas por 4-3 frente a Colón y 3-0 a Banfield incluidas. Pero el equipo no terminaba de mostrarse sólido (ganaba 4-1 frente al Sabalero y casi le empatan, por ejemplo) y generaba dudas. Todo indicaba que la sexta fecha frente a San Lorenzo sería el momento de la verdad, pero cuando el partido estaba por comenzar la hinchada del Fortín estalló en furia, amenazó con invadir el campo de juego del Nuevo Gasómetro y logró la suspensión del encuentro: era su forma de contarles a propios y extraños lo que aún no se sabía públicamente, que habían matado a un hincha en la caravana que se acercaba al estadio. Un balazo cobarde y al voleo, cuyo autor aún se desconoce, se había llevado la vida de Emanuel, un joven de 21 años.

Después, el equipo perdió dos partidos al hilo y el crecimiento futbolístico quedó en la nada. Después de un lacónico empate 0-0 con Arsenal, la gente se despachó con un hiriente "hay que ganar, y no pensar en qué boliche ir a bailar" y los jugadores se sintieron tocados: tres victorias seguidas lo demostraron, aunque no tardó en llegar un nuevo bajón. El empate sin goles con Independiente complicó las chances entrar a la Sudamericana y, pese al triunfo por 2-1 sobre Huracán de la última fecha, dejó afuera de la Copa al Fortín tras 14 años consecutivos de presencias internacionales. Terminó quinto en el torneo, con 32 puntos, y su goleador fue Santiago Silva, con siete conquistas.

El sabor amargo por el objetivo incumplido se extendió a la pretemporada, en la que se alejaron Leonel Ríos, Sergio Sena, Gustavo Balvorín, Marcelo Bustamante, Maximiliano Bustos y se concretaron las ventas de peso de Hernán Pellerano al Almería (cuatro millones de euros) y Damián Escudero, de escasa gravitación en el Clausura, al Villarreal (12 millones de dólares). Como contrapartida, sonó fuerte el retorno de Gastón Sessa (finalmente frustrado entre la oposición de muchos y el compromiso del Gato con Gimnasia) y se concretaron los de Fabián Cubero, Emiliano Papa, Leandro Somoza y Roberto Nanni que, sumados a la llegada de Marcelo Barovero, quien terminó ganándole el puesto a Germán Montoya, Nicolás Cabrera y el decepcionante Rodrigo López, sustentaron la apuesta por una renovación. No obstante, el equipo empezó mal, en la segunda fecha fue goleado 4-1 por Argentinos, se tambaleó y recuperó la brújula hasta que, en la sexta, derrotó 2-1 a River en el Monumental como parte de una racha de seis choques invicto, apoyado en las actuaciones de Somoza, Papa y Cubero, hasta quedar como escolta de San Lorenzo.

Entonces aparecieron de nuevo los fantasmas. El Fortín goleaba 3-0 a Arsenal y el duelo terminó 3-3; cayó 3-0 con Colón en Liniers y perdió a Somoza por una fractura... Pasaron las elecciones con la ratificación del oficialismo de la mano de Fernando Raffaini y Vélez repuntó con el 3-2 sobre Boca en la Bombonera y un 2-0 ante Gimnasia de Jujuy para luego tropezar con Newell´s (1-0). Tocalli ya se había mostrado molesto por los rumores de su alejamiento, y la semana siguiente al partido en Rosario, sus sospechas se cristalizaron: la nueva dirigencia decidió despedirlo. El campeonato terminó con dos derrotas feas con Pedro Larraquy como interino: 2-0 en casa con Lanús y 3-0 con Huracán. Equipo noveno con 26 unidades y Jonathan Cristaldo, con cinco anotaciones, como goleador. Sin demasiado tiempo para lamentos, se nombró a Ricardo Gareca como entrenador y se le abrió la puerta a un nuevo ciclo. Se vislumbran profundos cambios en el plantel. La intención es dejar atrás tanta apatía.

fuente : tyc sports

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