Todos se trepan a Joaquín Larrivey, que en un partido debut de ensueño ya le estaba dando el triunfo a su equipo. Todo Vélez se abraza a esta nueva ilusión.
Creo en vos. Sí, porque creer es el puntapié de inicio hacia las grandes cosas. Porque en esa reciprocidad firmada en un pacto sin firmar, se intercambiaron actos de fe desde el campo de juego hacia las gradas y viceversa. Porque creer es la invitación a soñar.
Creo en vos por lo que demostraste en el campo de juego. Para cargarte un partido en el que habías dejado todo, apuntado los cañones en busca de la valla defendida por Daniel Islas y que por esos caprichos que tiene el fútbol todavía estabas con las manos vacías cuando el reloj se posaba sobre la media hora de juego. Más aún, cuando la fortuna se vuelve esa dama imposible de conquistar, aunque los astros se encuentren alineados y la frase matadora siempre rozando la punta de la lengua. Ese momento en que el balón salía despedido de la cabeza de Ayala buscando red, inevitablemente para la volada de Montoya.
Creo en vos porque te ganaste el aliento, porque no bajaste los brazos, porque fuiste ambicioso; y porque en definitiva, ese aliento que recibiste desde la tribuna lo dejaste en la cancha. Eso es lo que nos identifica, lo que nos hace fuertes.
Creo en la voluntad de Víctor Zapata, para trabar y correr contagiando hasta el más frío de los témpanos de hielo a ponerse la camiseta de Vélez y salir a trabar cada pelota dividida. Bien por el Chapa que se fue ovacionado además por esas almas velezanas que soportaron la intensa lluvia de Victoria.
Creo en la personalidad de Fabián Cubero, para ser capitán y ser el abanderado en la lucha. Creo en la perseverancia de Rodrigo López, para tomar el balón que estaba en llamas y hacerse cargo de una responsabilidad que podría no haber tomado. Bien merecido el “Uruguayo… uruguayo” que le puso banda sonora a su reencuentro con el gol.
Creo en la recuperación de Franco Razzotti, que finalmente se encontró con el jugador que pretende ser y ganó todas y cada una de las bochas en el medio juego. Creo en la calidad de excelencia de un Emiliano Papa, demostrando porqué el Astro Rey se contenta con vestirlo de celeste y blanco en cada nueva oportunidad de elegir. Creo en la experiencia y seguridad de Sebastián Domínguez, para convertirse en una muralla defensiva y sintonizarle la misma frecuencia al pibe Otamendi, que de purrete sólo tiene la fecha de su nacimiento en su DNI.
Creo en el despliegue de Nico Cabrera, en las ganas que demostró Darío Ocampo, en la seguridad de Germán Montoya, en los aportes de Jonathan Cristaldo, Ale cabral y Leandro Coronel en cada ingreso. Creo en Ricardo Gareca que se comienza a perfilar como el comandante de un equipo que busca cosas serias y lo empieza a plasmar en campo de juego.
Creo en Joaquín Larrivey que no tuvo mejor debut que este dándole la victoria a Vélez con un tanto con el sello del Bati. ¡Cuánto nos debíamos un debut así, tanto Vélez como él mismo protagonista¡ Creo porque se hizo una apuesta fuerte y el delantero devuelve con creces, con ganas, con profesionalidad; esta cualidad que tanto escaseó en el redondo delantero que por estas horas desde alguna concentración estará degustando algún postre a escondidas mirando Rambo 4, mientras todos duermen. Bienvenido Larrivey a Vélez, bienvenidos tus goles.
Creo en vos más allá del exitismo. Creo porque se siente que vale la pena creer. Todavía queda camino por recorrer y en ese camino se irá completando esta realidad. Se sumarán de nuevo Maxi Moralez y Waldo Ponce se hará dueño del mediocampo nuevamente Leandro Somoza; esperando todos que Vélez se vuelva a hacer dueño del campeonato a la hora de los festejos finales. Creer en el trabajo.
Creo en vos, Fortín.
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Rosano Rosano
Rodolfo Arruabarrena
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