lunes, 26 de enero de 2009

"Boca me arruinó la carrera".

Sin pelos en la lengua. Acusa que Ischia lo pidió y que luego, sin motivo, no le dio oportunidades. Jura haber tenido buen trato con "el 99% del plantel" y que ahora analiza ofertas. Pero que le encantaría volver a Vélez: "Tengo sed de revancha".

“Con los únicos que me peleo siempre es con los periodistas...”, dice el delantero. Su mayor deseo sería volver a Liniers, aunque no descarta otras posibilidades.

¿Cómo está hoy tu situación?

-Estoy esperando respuesta de cuatro clubes de Argentina. Obviamente estoy aguardando más que nada la contestación de Vélez porque Juan Cruz (Oller, su representante) se contactó con gente del club, pero todavía no tenemos respuesta. Hoy, lo primordial sería volver a Vélez, rendir como me gusta hacerlo y jugar, que es la espina que tengo. Haber estado en un club como Boca y no haber jugado es lo que me quedó. Y poder hacerlo en Vélez que es como mi casa...

La voz del otro lado del teléfono va mutando de acuerdo al tema de conversación: la melancolía invade a Lucas Castromán cuando habla de Vélez... Y la bronca salta enseguida cuando el tópico es Boca.

-¿Ponés a Vélez por encima de cualquier oferta?

-Sí, porque me cruzo con gente por la calle y me pide por favor que vuelva. Son cosas que te motivan cien veces más. Vélez fue mi cuna, mi casa, estuve desde los 14 años.

-Ya se le cayeron varios puntas que quería Vélez y no parecen tener alternativa, ya que Fabbiani está con un pie y medio en River. ¿A vos no te llaman por tu inactividad?

-No, me conocen bien y saben que haciendo una pretemporada como la que hice en Boca estoy bien. Además, en cuatro partidos uno cambia totalmente, eh. Si jugás cuatro partidos seguidos sos un jugador y al no jugar seguido sos otro. Le pasa a todos. Lo que sí sé es que tengo la sed y las ganas de revancha, de que estuve en un club grande como Boca, pero lamentablemente en un año equivocado. Si no mirá todo lo que está pasando ahora (NdR: el Caranta-gate) que es complicado y que ya viene de arrastre. Era obvio que iban a saltar algunos problemas. Esa es otra de las verdades. Yo nunca hablé ni voy a hablar. No me gusta hablar una vez que me fui. Lo lamentable es que Ischia me había pedido para jugar y de un día para otro no tuve ni respuestas, ni chances ni nada. Esperé, traté de hacer lo mejor, me puse bien físicamente y seguía sin respuestas. Obviamente se me terminó el contrato y no dudé en irme. No iba a seguir ni aunque me dijeran "vení, quedate a jugar y te pago un millón de dólares". Otro año así, no podía tirar.

-Es muy raro que te pida el técnico del equipo y termines sin jugar.

-Sí, es muy raro lo mío, lo que le pasó a Mauricio... Hay códigos que tiene este fútbol que son lamentables. Pero mientras estés en carrera hay que tratar de aguantarse y no hablar demasiado... Hasta que llega un límite, como le pasó a Mauricio. A mí también me arruinaron la carrera en Boca: estás sin jugar, estás parado, te tildan de lesionado y demás. Y la realidad es que no te dan la confianza como para estar. Me cruzaba con hinchas de Boca que me decían: "¿Cuándo vas a jugar?". No supe qué decirles.

-¿Creés que Ischia no te dio la posibilidad por decisión de él o por otro tema más de fondo?

-La verdad es que no sé y si hay algo más atrás no me quiero enterar. Uno siempre piensa, opina, le dicen cosas, pero bueno, trata de estar tranquilo, de ir a entrenarse, de estar bien con mis compañeros... Quedé con una relación espectacular con el 99% del plantel... Se han dicho muchas cosas de mí, pero con los únicos que me peleo siempre es con los periodistas... Me peleo cuando ponen cosas que no son ciertas. Sé que es su laburo y sé que se pueden equivocar como yo me he equivocado algunas veces...

-Decís que terminaste bien con el 99%. ¿El otro 1% es Riquelme?

-Dije 99% porque nunca te llevás bien con el 100% del equipo. No por uno, pero siempre hay envidia, celos, algunas cosas que por ahí llevan a que con ese 1% no tengas afinidad. Desde que empecé en Boca hasta el último día saludé a todos. Cuando he llevado picada para comer llevé para compartir con los utileros, con el cuerpo médico, con todos. Menos con la parte técnica. Dije 99% por decir un número. No dije 100% porque sería mentira...

-¿Por qué la picada no incluía al cuerpo técnico?

-Nunca se da. Se comía asado los viernes con el cuerpo técnico. Por ahí a veces estás mucho más tiempo con utileros, con la parte de doctores, kinesiólogos. Es otro tipo de relación. No por ningún otro tema. Si no queda como que traés la picada para darle al técnico y al profe.

-Cada vez suena más raro que no hayas jugado. Te pidió el técnico, te llevabas bien con el 99% del grupo.

-La verdad es que todavía no llego a entender. Si le preguntás al cuerpo técnico te van a decir que no estuve nunca bien físicamente, que es la excusa que normalmente ponen. Se quieren lavar las manos. Yo siempre consideré que estuve a la altura de cualquiera de mis compañeros, me entrené a la par de mis compañeros, había hecho una grandísima pretemporada y salvo en el primer partido, a los 45', donde me cayó toda la responsabilidad a mí, después no jugué más. Esa es la gran verdad. Pero ya pasó y ahora quiero una revancha en Vélez. Es como cuando llegás a un límite y necesitás volver a tus inicios como para volver a arrancar.

-O sea que tu idea sería como volver a empezar tu carrera de cero.

-Tengo la chance de irme afuera y de resignar fútbol y ganar dinero, o resignar plata y quedarme para demostrarle a muchos que se equivocaron.

-¿De demostrarle que sos el mismo Castromán que salió campeón y jugó en la Selección?

-No, yo soy el mismo Castromán desde que nací y hasta el día de hoy. La fama, la plata, el equipo en el que jugué o algún que otro compañero o técnico, jamás cambió mi manera de pensar, de ser. Cuando Bielsa me tiró a la cancha con 17 años en el 98 ganamos el campeonato, cuando me fui a Italia a los 19 a jugar con monstruos de todas las ligas, rendí y jugué. Cuando volví a Vélez por una decisión personal también rendí y salimos campeones. Después en América y en Boca nunca me dieron la posibilidad que todo jugador necesita. El único jugador que podía jugar sin tener fútbol es Diego Armando Maradona. ¿Cuántos minutos jugué en Boca en un año? Si sumás, no jugué ni dos partidos. Si ves las declaraciones que hice en Boca lo único que pedía era jugar tres o cuatro partidos, para entrar en ritmo y estar bien. Más que nada psicológicamente, no sólo físicamente.

-¿Cómo estás anímicamente ahora?

-Bien. Después de haber superado un año muy difícil... Si el equipo no se entrenaba o se entrenaba en distinto horario, jamás me avisaban por teléfono. ¡A veces me avisaba el utilero y yo le tenía que avisar a dos o tres compañeros más! Es difícil de sobrellevar. Pero todo pasa, le das un corte y arrancás de cero y eso hoy para mí es Vélez. Después, si a Vélez no le sirvo, veré dónde sigo.

-¿Resignarías dinero por volver a Vélez?

-Lo he resignado muchas veces. Lo hice cuando volví en el 2004-2005. En Boca resigné dinero. No es nada nuevo. Hay dos maneras de ver las cosas: o resignás el dinero y apostás a la calidad futbolística, a la revancha, que es lo que estoy pensando hoy, y quedarme donde sé que puedo hacer las cosas bien. O la otra es: cierro las valijas, me voy afuera, me despejo, no se habla más de Castromán, desaparezco tres o cuatro años y traigo la valija llena de monedas y billetes. Esa decisión la tomé cuando volví de Lazio: me quedaban tres años de contrato y dejé todo por volver. El técnico Mancini me había tratado muy mal y yo, como siempre, antepongo la persona a lo que soy como jugador. Decidí que si seguía con Mancini ahí, no podía trabajar tranquilo porque no me gusta que jueguen conmigo. En el sentido de que "no me serviste para hacer este negocio y ahora te vas a quedar acá comiéndote el banco y no jugás".

-¿Con Gareca hablaste?

-No, no soy de los que llaman a los técnicos para jugar. No corresponde.

-¿Qué hace falta para convencer a los dirigentes de Vélez?

-Me conocen bien. Lo que pasa es que yo hablo como siempre, sin pelos en la lengua, digo las cosas como son y al que le gusta, bien. Hay amigos que me dicen: "No es bueno tenerlo a Castromán en el equipo... Lo que es bueno es tenerlo enojado porque rinde más...". Ahora me siento de esa manera. Siento que tengo esa pequeña chispa interna que nunca se apagó...

fuente : ole

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