domingo, 10 de mayo de 2009

La horma de su Zapata.

Racing bailó durante 70 minutos al líder e invicto, se puso 2-0 e iba a más. Pero se tiró atrás, abusó de las faltas y, gracias a una, el Chapa clavó el empate.



Vélez rescató uno de esos puntos que, al cabo de las 19 fechas del Clausura, cuando repare en lo que fue y en lo que debió haber sido, le provocarán satisfacción. ¡Cómo no celebrarlo ahora y después si debió dejar invicto y, peor aún, la punta a disposición de Lanús! Por algo es líder: saca pecho cuando aparece tormenta, busca y rebusca para enderezar una mano torcida y ni siquiera se resigna cuando el punto ya supone recompensa. Porque Velázquez pudo haber sellado otra recuperación fantástica, en el nivel de la ocurrida hace un par de semanas en Santa Fe. Pero se impone una certeza mayor: Racing honró el viejo apodo de Academia, desmentido tantas veces en las últimas décadas, con una lección de posgrado futbolístico, una ejecución en la que la explotación de virtudes propias y defectos ajenos nació de la capacidad de anticipación de Ricardo Caruso Lombardi.

Vélez admite sus ambiciones y no tiembla cuando sale a sostenerlas. Ricardo Gareca dispone tres delanteros que se ubican como tales y comprometen sus esfuerzos en la zona más próxima al arco rival. Y suma tropa con Papa y Díaz por cada banda; y se recuesta en la firmeza de Domínguez y Otamendi para bancar atrás, cara a cara con los puntas rivales, sin que esa pretensión le genere sobresaltos.

Caruso lo sabía, sospechaba que el local recargaría las llegadas por afuera, y organizó la resistencia. Luego de 10 minutos, los del inicio, en los que a Lucero le costó contener a Díaz y Cáceres sufrió con Cristaldo (el paraguayo levantó, y mucho, cada vez que nutrió a los centrales), Racing empezó a desbaratar a Vélez con el plan perfecto, que consistió en obstrucción ya en la primera línea, donde Lugüercio ahora cuenta con la compañía de un Ramírez sin lastre, y despliegue sin pausa en el medio. A Zuculini le dio el cuero para ir sobre Zapata, para morder cerca de Razzotti y para aparecer libre, en el área local, para mostrarse como descarga. Cuando entienda que, en ocasiones, conviene bajar un cambio, será difícil encontrarle techo. El pibe ya no es sólo una cabeza bonita... Tal vez, de tanto jugar al lado de Yacob, aprenda a resolver a un toque y a correr menos que la pelota. Porque eso cumplió Yacob: pase simple, por lo general el primero en las aperturas hacia los laterales, donde sobresalió otro pibe made in Racing. Lluy tomó el callejón liberado por Papa y lo convirtió en camino liberado. Cada bocha cruzada encontró receptor a pleno; por eso, ya antes del 1-0, los de Caruso habían puesto sucesivamente a Sosa y a Ramírez (dos) en posición de convertir.

La inclusión de Ponce por Razzotti fue el indicio de que Vélez no podía penetrar. Pero lo que el remate externo del chileno no aportó lo dio Franco Sosa, con dos faltas por abuso de torpeza que derivaron en los goles (Migliore, esta vez, no ayudó). Ese es el detalle que tendrá que revisar Caruso, desterrar una tendencia a la infracción -encima, en terreno propio- que promueven perjucios antes que beneficios.

fuente : ole

0 comentarios: